La manufactura que ha cambiado la historia de la relojería fue fundada en 1839 por el conde polaco Antoine Norbert de Patek y su compatriota François Czapek, quienes después se unirían en 1845, con el relojero francés Andrien Phillippe.
El reto de los tres fue crear los relojes más bellos y más perfectos del mundo. Una meta que han podido conseguir gracias al trabajo de sus artesanos, técnicos y diseñadores, que llevan a cabo la producción total de los movimientos mecánicos distinguidos con el Sello de Ginebra, un certificado establecido en 1886 y reservado exclusivamente a los verdaderos maestros relojeros y para aquella técnica que asegura fiabilidad, precisión y duración del movimiento.
Desde nueve meses para la fabricación de un reloj de oro para hombre, hasta nueve años para crear el calibre 89, el reloj astronómico de pulsera con sonería más complicado del mundo, Patek Philippe dedica el tiempo necesario para desarrollar totalmente los relojes con sus propios recursos. Más de 3.500.000 partes se involucran en el proceso de fabricación y acabado para la producción de aproximadamente 20.000 relojes. Patek Philippe fabrica más de 35 tipos de movimientos de 15 calibres básicos que conjuntamente requieren 6.500 componentes diferentes.
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