En 1832 Auguste Asassiz abre un pequeño taller relojero en Saint-Imier. Treinta y cinco años más tarde, su sobrino Ernest Francillon compra un terreno en “Les Longines”, instala una fábrica y comienzan a crearse los primeros relojes con el nombre de Longines, aunque fue el 10 de mayo de 1880 cuando esta histórica marca se registra en Suiza.
Con su presencia en numerosas Exposiciones Universales, la obtención de importantes premios como 10 “Gran Prix” y 28 “Medailles d´Or; ser aliada de hazañas como la de Lindlberg, en 1927, atravesando el Océano Atlántico en un monoplaza; y estar unida al mundo del deporte, esponsorizando JJ.OO y viviendo muy de cerca la gimnasia, la F-1 y la equitación, esta firma puede presumir de haber cumplido 170 años de elegancia en relojería.
En 1945 Longines creó su primer movimiento automático, el calibre L 22ª, dedicado al hombre, mientras que para mujer lanzó en 1956 el calibre L1416. Su elegancia estética y sus revolucionarios movimientos, de cuarzo o mecánicos, se van sucediendo en las diferentes décadas. En los años 80 se inclina por los diseños ultrafinos, celebrando su 150 aniversario con el reloj de oro Agassiz y en los 90 introduce su colección Dolce Vita.
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